lunes, enero 06, 2020

La Palabra

La palabra crea puentes. O los derriba. Y forja abismos.
La palabra es un espejo que refleja ideas, convicciones, sentimientos. O los deforma.
La palabra compone la existencia diaria: consolida un presente más templado, más avenido, más vital.
O tritura cualquier posibilidad de entendimiento. La palabra concibe armonía. O ruina.
La palabra fortalece la conciencia que tenemos de nosotros mismos. O la debilita.
La palabra hace visibles nuestros deseos. Ante nosotros. Y frente a los demás.
La palabra ratifica nuestra conciencia del mundo.
La palabra aclara, reafirma, nuestra percepción del dolor, del placer, del caos. Y de la serenidad.
La palabra conjura miedos. O los provoca.
La palabra ensancha caudales. O los mezquina.
La palabra ayuda a que el tiempo madure los sueños. O deja que se pudran.
La palabra consagra nuestra intención más sincera. O la oculta. A veces, hasta la negación.
La palabra puede ser blindaje. O amparo.
La palabra nos define. O nos relega a la ambigüedad.
La palabra puede ser universo. O jaula.
La palabra puede sanar. O herir.
La palabra puede encender. O sofocar.
La palabra puede ser sutil como el vapor. O un cascote en la cabeza.
La palabra puede confinarnos a la intemperie. O puede crearnos un nuevo Paraíso.
Las palabras. Y el silencio. Recurso valioso que nos fue dado.
Palabras y silencios. Materiales con los que andamos por la vida, en busca de felicidad, y ojalá, sin renunciar a la alegría
”.