El año 2006 es un año distinto, casi mágico. Muchas cosas van sucediendo, abrimos la ventana para que la luz nos iluminara, dejamos entrar el sol, el aroma a vida, el aire limpio, el verde esperanza.
Parece que a pesar de los contratiempo, de las distancias en kilómetros reales que nos separan de quien queremos mucho, existe esa luz, está allí. Es como esas linternas mágicas que siempre iluminan, no queremos que se apaguen tratamos de alimentarla.
No siempre sale todo bien, hay cosas que parece ponernos un pie para que nos caigamos, no podemos dejar de estar atentos, y a veces, encandilados, deslumbrados, inquietos, agitados, emocionados por lo que es muy nuestro, olvidamos que no debemos descuidar ni un segundo nuestras vidas, que allí estamos, expuestos a las cuestiones que fueron perturbándonos durante muchos años, rozados, empujados, tocados por cualquier “interferencia” que busca insistentemente derrumbar lo construido.
Tenemos fuerzas, disfrutamos, creemos en nosotros.
